El actual contexto de la pandemia es una oportunidad para que cambiemos hábitos, actitudes, mentalidades. Y un gran desafío para potenciar y reproducir ese valor que acuñamos como sociedad y a veces parece dormido: la solidaridad.
¿Cómo podemos ayudar y ayudarnos?, nos preguntamos muchos mientras transitamos la cuarentena. Todos sabemos que el aislamiento social y “quedarnos en casa” es la mejor forma de hacer frente al nuevo virus, pero también percibimos o necesitamos “hacer algo más” para aliviar esta crisis inédita que atravesamos.
En estos momentos, nada mejor que dirigir nuestra mirada hacia los sectores más vulnerables: las personas mayores, los que tienen algún problema de movilidad o enfermedad, los amigos que están transitando la reclusión en soledad, los rosarinos que eventualmente no pueden trabajar. Y la lista se amplifica en cada rincón de la ciudad.
Los adultos mayores, por ejemplo, necesitan mucho de nuestra atención. Por tratarse de un grupo de riesgo deben estar más aislados y hoy más que nunca es imprescindible nuestra escucha, una llamada diaria, un contacto a través de videollamada. Si se trata de una persona que vive sola y no cuenta con asistencia, podemos tocar a su puerta en el momento de salir a abastecernos y, guardando la distancia recomendada, preguntarles si necesitan algún producto de la verdulería, el almacén, la farmacia.
Para colaborar con ellos la Municipalidad organizó junto a la Universidad Nacional de Rosario una red de voluntarios para ayudar y contener a los más grandes. Para inscribirse se puede acceder a Quiero ayudar .
Además de las personas mayores, es importante pensar en quienes viven solos o solas. Para ellas, el aislamiento puede ser más difícil por la imposibilidad de interactuar con los demás en los ámbitos de la cotidianeidad como el trabajo y la vida social. Un llamado diario, consultar cómo se sienten y cómo está su salud, compartir lecturas, música, es una forma de fortalecerlos.
Otra forma de colaborar con los médicos, enfermeros y todo el personal de salud que nos está cuidando, es acudir a las guardias por problemas urgentes. Si existen sospechas de síntomas compatibles con coronavirus se puede llamar telefónicamente a las líneas habilitadas para que nos orienten sobre los pasos a seguir.
En el marco de limitar a lo mínimo imprescindible las salidas de casa para abastecernos, también debemos tomar conciencia sobre cuáles compras son necesarias y cuáles no. En este caso, resulta crucial nuestra actitud a la hora de ir a la farmacia. En esos casos, nuestras compras deben estar restringidas a medicamentos claves para el cuidado de la salud. Y evitar aquellos artículos no imprescindibles como los cosmetológicos o estéticos, entre otros. Eso evitará largas colas y aglomeración de personas.
Y hay otra actitud imprescindible para aportar lo mejor de nosotros en la actual coyuntura: no comprar de más en el supermercado, ni en la granja, ni en la carnicería. Las compras indiscriminadas no solo pueden encarecer artículos de primera necesidad o generar escasez, perjudican al compatriota o al conciudadano que viene detrás nuestro. Por llevar nosotros de más, él o ella se quedará con menos o, lo que es peor, con nada.
La ciudadanía rosarina tiene en su ADN la marca de la solidaridad y seguramente cada uno, cada una, encontrará la forma de pensar en los demás. Es un gran desafío el de aprender a estar unidos, a pesar del aislamiento. Una paradoja que seguramente sabremos sortear con generosidad.
Y para sumar, desde el Concejo Municipal no está de más recordar la importancia de sostener los hábitos de higiene, aislamiento social y todas las recomendaciones difundidas por la autoridades sanitarias, tan importantes para Cuidarse uno, cuidar al otro, cuidarnos todos. Entre ellas:
- Lavado frecuente de manos con agua y jabón
- Cubrirse al toser estornudar con el pliegue del codo
- Ventilar los ambientes
- Limpiar frecuentemente las superficies de uso cotidiano y público
- Respetar el distanciamiento social
Hay rosarinos que por su situación sanitaria, económica y social son más vulnerables. Pensar en ellos para ayudarlos –siempre respetando las recomendaciones de aislamiento social– también es una forma de hacer frente a este nuevo virus. Y una oportunidad para aprender a ser más sensibles, más atentos, más solidarios.