28 septiembre, 2022

Docentes y trabajadores de salud y su visión de los barrios populares

Expusieron ayer en el marco de una nueva reunión mensual de la Aceleradora para la urbanización en el ámbito de la comisión de Planeamiento.

Presidió la reunión de la Aceleradora para la Urbanización de Barrios Populares,, realizada en la tarde noche de ayer, martes 27 de septiembre, en el recinto de sesiones el concejal Juan Monteverde, de Ciudad Futura, y en la ocasión expusieron sus vivencias docentes y directivos de escuelas de diferentes barrios, y profesionales de la salud que se desempeñan en las distintas zonas.

De la reunión participaron también las concejalas Silvana Teisa, de Todos Hacemos Rosario, y Jesica Pellegrini, de Ciudad Futura, y el edil Pedro Salinas, igualmente de la citada bancada.

De Monteverde

Abrió la reunión el concejal Monteverde, quien tras agradecer la numerosa presencia mencionó que “la Aceleradora para la Urbanización de Barrios Populares es un espacio nuevo en el Concejo, particularmente en la comisión de Planeamiento”.

Destacó la “importancia” de la citada comisión, para acotar que “no tenemos poder de decisión en educación, en seguridad, pero sí sobre qué pasa con la tierra”.

Asimismo consignó que “casi el 100 por ciento de las reuniones eran para tratar si se autorizaba un piso más, una torre más, por eso se votó una resolución para que una vez por mes, el 25 por ciento del tiempo, sea para tratar sobre los barrios populares”.

Reseñó lo efectuado en encuentros anteriores y exhibió el mapa con la ubicación de los 112 barrios populares de la ciudad.

Se inició luego la serie de intervenciones de docentes y trabajadores de la salud

De los docentes y trabajadores de la salud

Gabriela Pereira, militante de la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé), docente en barrio Godoy, hizo referencia a un proyecto “que venimos construyendo, ‘Escuela como Territorio de Paz’, tomada de sindicatos de Colombia”.

Precisó que “sabemos que la escuela no puede sola” por lo que planteó la tarea conjunta con distintas organizaciones, “para construir una herramienta para fortalecer y construir lazos” y resaltó la necesidad de “fortalecer a las organizaciones”.

Por su parte Mario, de la comunidad de barrio Tío Rolo, de la Escuela Nº 1.372 “Chacho Müller”, hizo referencia al Presupuesto Participativo, recordó que “desde el 2003 nos invitan a participar”, para sostener que “desde el 2006 votamos, ganamos, pero las obras no se ejecutaron”, y entre otras mencionó la apertura de bulevar Avellaneda, desde el Camino Nuevo a Soldini a Camino Viejo a Soldini, con una asignación presupuestaria en ese momento de 165.000 pesos.

También aludió a la calle principal de ingreso al barrio Tío Rolo, la calle 2106, y dijo que “fue muy precario lo que se ejecutó”.

Violeta, docente del Instituto Superior del Profesorado Nº 16 y del Instituto Superior de Educación Física Nº 11, planteó la necesidad de “afianzar redes entre aquellas que ya existen”.

A su turno el delegado de la Asociación del  Magisterio de Santa Fe (Amsafé) en Rosario, Juan Pablo Casiello, dijo que “no es un día cualquiera para nosotros” para hacer mención al conflicto en curso de los docentes provinciales. Recordó que ayer, 27 de septiembre, se cumplió el 8º aniversario de la masacre de Ayotzinapa, cuando fueron asesinados 43 estudiantes y acotó que “México es para nosotros un espejo que adelanta” para marcar que “sabemos que no se puede ni entrar ni salir de las escuelas”. Igualmente reclamó por la situación respecto a la infraestructura educativa.

Habló luego la directora de la Escuela Nº 825 “Leopoldo Herrera”, Andrea Pastorutti, de barrio Parque Casas, quien planteó la idea de “compartir sentires, el dolor, poner el cuerpo, pero también encontrar algunas alternativas, mirar algunas pequeñas soluciones” y pidió “soluciones políticas más urgentes y audaces que apuntalen el trabajo que nosotros estamos haciendo en el territorio”.

Requirió la necesidad de “resolver robos, interrupciones en los servicios, robos de cables, de medidores, con mayor premura”, también pidió “cámaras de seguridad”, entre ellas la de Casiano Casas y Netri, y “un canal de comunicación más ágil y dinámico”.

Sostuvo asimismo la necesidad de la apertura de calles, pasillos y huellas, en la última cuadra de calle Cavia, y de instalación de luces antivandálicas, al igual que la apertura de un centro de niñez y mayores recursos, como también el “cuidado de plazas y espacios lúdicos”.

En tanto Susana González, coordinadora del Centro de Salud Nº 8 de Casiano Casas y Cavia, dijo que “hace 16 años que trabajo en el mismo territorio y lo que venimos viendo es que donde se corrió el Estado aparecieron las asociaciones delictivas”.

Mencionó que “en un primer momento hubo un corrimiento de los centros de desarrollo territorial de provincia, luego se achicaron los centros Crecer, donde se sacaron recursos asistenciales y humanos”, para marcar que “en el 2018, 2019, empezaron a aparecer los primeros pibes baleados y muertos y para el Estado no ameritábamos ser zona priorizada”.

Marcó también que “venimos armando algunas agendas de trabajo con instituciones públicas y privadas, de la provincia y el municipio” y también aludió a la falta de lugares de alojamiento para personas con adicciones y para víctimas de violencia.

Otras intervenciones

Cintia Farías, maestra de grado de la escuela del barrio Santa Lucía y de escuelas primarias nocturnas, indicó que hay personas “que fueron vulneradas en su derecho a la educación, no saben leer ni escribir” y acotó que “ahora están cerrando aulas radiales”.

En su intervención Roxana, directora de la Escuela Especial Nº 2.130 y maestra de escuela nocturna, aludió al “crecimiento de los asentamientos, que son tierra de nadie” y planteó que “la ausencia del Estado es muy grande”.

Un trabajador municipal dijo que “el Hospital Alberdi hace 50 ó 60 años que no es ampliado” y pidió la presencia de los organismos de control en los barrios, al igual que las áreas culturales.

Silvia, de la Escuela Ética de Nuevo Alberdi Oeste, resumió algunas de las actividades que se desarrollan a partir de la misma, narró sobre la apertura de un jardín de infantes, desde hace 5 años, y que desde hace 2 funciona la Casa de Acompañamiento y Atención Comunitaria, a través de un convenio con la Sedronar (Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina), donde se trabaja sobre violencia de género y consumos problemáticos, “los sábados funciona un espacio en la canchita de alambre y por la tarde una diplomatura de  la Universidad Nacional de Rosario en emergencia y rescatismo”.

La médica Adriana, del Centro de Salud “Ceferino Namuncurá”, consignó que “vivimos en una ciudad desigual, donde hay muertos de primera y de segunda y heridos de primera y de segunda”, para indicar que “no es sólo la cantidad de pibes y pibas que están muriendo acribillados en nuestros barrios, sino las secuelas físicas y psicológicas que tienen”.

Consignó que “el retiro brutal del Estado hace que haya un terreno fértil para las economías delictivas”.

En tanto la pediatra y neonatóloga Liliana Zárate, del Hospital “Dr. Roque Sáenz Peña”, pero que trabaja en distintos lugares para evaluar a los niños, calificó a la sociedad como “vulnerada, arrasada”, dado que “hay familias vulneradas y el niño es una víctima. Se hace mucho pero es personalizado, no está sistematizado”. Reclamó “más centros de convivencia barrial” y dijo que “evalúo niños de 4º grado, de 6º grado que no están alfabetizados”.

Marcelo Vázquez, de la Escuela “Gesta de Mayo”, de barrio Cristalería, sugirió la necesidad de mejoras en el transporte urbano de pasajeros. “Es urgente una política de desarme, nuestros barrios están saturados de armas”, aseveró casi “como ruego, como súplica”. Aludió igualmente a las cuestiones ambientales y a la necesidad de actividades culturales en los barrios. “A 45 minutos de la Bolsa de Comercio una cuba lleva agua, tres veces por semana”, dijo también.

Una integrante de Familiares de Víctimas pidió igualdad en los centros de salud en cuanto a las especialidades y la necesidad de contención “para las niñeces atravesadas por la violencia”.

Candelaria, del Bachillerato Popular de Tablada, consideró que “el Estado no cumple sus responsabilidades y desampara a los vecinos” y como contrapartida dijo que “hemos hecho cosas maravillosas desde la ternura y colectivamente” e hizo referencia a la creación de un mural para recordar a un vecino asesinado o al acompañamiento a familiares de víctimas.

Pidió “un Estado presente de verdad, no tercerizado”.

Cecilia Ríos, de la Escuela Nº 463, mencionó las “más de 300 escuelas que nunca recuperaron el gas durante el invierno” y dijo que “hace 12 años que soy docente, antes perdía alumnos contra los clubes de fútbol, por los que querían ser Messi o ‘Pocho’ Lavezzi, y ahora los estoy perdiendo contra los narcos”.

Estefanía, de la organización no gubernamental Techo, reclamó respecto a la necesidad que se conozca la normativa sobre barrios populares por parte de quienes allí residen.

Edith, del jardín de la Escuela Ética, sostuvo que “cuando uno llega al jardín no puede ponerse a enseñarle algo, primero tiene que contenerlo”, por ejemplo a un nene cuyo papá fue asesinado o a una mamá.

Roberto, de la Escuela “Marcelino Champagnat”, de Villa Banana, narró la tarea que realizan en el establecimiento, y reclamó “mayor inversión para espacios de recreación”, tales como playones deportivos.

Paula Nardini, la secretaria adjunta de Amsafé Rosario, dijo que además del salario “peleamos por derechos humanos básicos como son el agua, la luz, el gas” y recordó que “a principios del siglo XX, Argentina era el primer país alfabetizado de América Latina y el séptimo en el mundo”, para sostener la necesidad de recuperar ello.

En su intervención Véronica Rodríguez, docente de la Escuela Nº 1.280 “Soldado de Malvina”, de barrio Esteban Echeverría, donde concurren alumnos de los Fonavis, barrio Municipal, Saladillo y Mangrullo, dijo que “los alumnos de barrio Mangrullo no tienen escuela, tienen que caminar 10 cuadras para llegar a la más cercana que es la nuestra, falta allí también inicial y secundario hay poca oferta”.

Cerró las intervenciones Virginia Cejas, enfermera, que se desempeña en la posta sanitaria del barrio Olímpico, en zona norte, quien destacó la situación del barrio, en el que indicó viven familias atravesadas por violencia de género o de discapacidad, en niños y adultos.

Recordó que en el barrio hay 640 viviendas, que en un primer momento fueron tomadas para la atención de salud por los centros “Alicia Moreau de Justo” y “1º de Mayo”, pero en marzo pasado “se nos convoca desde la Secretaría de Salud de la Municipalidad para trabajar en barrio Olímpico. Trabajamos en dos containers y un baño químico. Funcionamos como centro de salud. Trabajamos en medio turno y no podemos cumplir la jornada de 7 a 19, y retomamos aquellas viejas formas de atención primaria de salud”.

En el final del encuentro el concejal Monteverde resumió las diversas inquietudes expuestas y precisó la decisión que no sea la única reunión de este tipo.