El destacado maestro musical, con una amplia carrera en diferentes coros tanto locales como de otras localidades fue homenajeado por proyecto de Fabrizio Fiatti.
En un emotivo acto que congregó a familiares, colegas, dirigentes y coreutas, el famoso maestro musical Augusto José Gilli fue declarado Músico Distinguido de la Ciudad por su destacada labor profesional y por la sobresaliente trayectoria nacional en la dirección de la música coral.
El proyecto fue presentado por el edil Fabrizio Fiatti, de Arriba Rosario y acompañaron en el recinto sus pares de bloque, Nadia Amalevi y Ciro Seisas. En el palco, junto a Gilli se ubicó María Evangelina Broggi, su esposa.
En primera instancia, el concejal Fiatti, autor del proyecto se refirió al músico distinguido: “Es un reconocimiento y un agradecimiento a una vida, a un talento, a una entrega, a un ejemplo que aportó mucho a la cultura de la ciudad, y para nosotros es un orgullo”.
A continuación, tomó la palabra la concejala Amalevi: “En un momento donde hay mucha violencia, yo creo que la música llama a la paz y a fomentar el valor de la cultura”.
“Es fundamental el aporte de la cultura para una ciudad como esta. Decían que fue un faro cultural y que siempre tuvo una identidad muy marcada por el arte y por esa forma de encontrarnos y expresar lo que sentimos a través de la música. Por eso valorar a figuras como la de Augusto también es recuperar nuestra identidad y lo que somos” expresó por su parte el edil Seisas.
Una vez concluídos los discursos de los ediles, se dio paso a la entrega de la distinción, que incluye la medalla pin, la copia del decreto, un diploma y una plaqueta alusiva.
Una vez recibidos los presentes, Gilli agradeció a los ediles y fue invitado a decir unas palabras: “Ser reconocido por el Concejo y por mis compañeros es muy importante para mí. Son pasos que uno va teniendo, yo constantemente busco objetivos nuevos”.
Para concluir el acto, alumnos y compañeros de coro del maestro Gilli interpretaron desde las gradas “Por mil años” y “Surcos de amor”, para concluir con un fuerte y emotivo aplauso vitoreando al homenajeado.